Jinetes del reino de Lesotho, en el sur de África, se reunieron el sábado con sus monturas en el pueblo de montaña de Semonkong para competir en una de las pistas de carreras más altas del continente.
Las carreras de caballos son una importante ocasión social en la pobre nación montañosa de unos dos millones de habitantes ubicada dentro de Sudáfrica.
“Puedo ir rápido, muy rápido”, dijo Tsaeng Masotsa, de 17 años, antes de dirigirse a la línea de salida.
A más de 2200 metros (7200 pies) sobre el nivel del mar, las altas mesetas de Semonkong en el centro de Lesotho albergan una pista de carreras de fama nacional.
Las carreras se llevan a cabo aquí durante la estación seca, de mayo a septiembre, y la más prestigiosa marca el cumpleaños del rey Letsi III en julio.
Unos cientos de personas, en su mayoría envueltas en brillantes mantas tradicionales de pastor, se reunieron el sábado para ver a docenas de jinetes enfrentarse bajo el sol pálido.
“La noticia corrió como la pólvora de pueblo en pueblo”, dijo Jonathan Halse, de 52 años, que dirige un albergue en la zona y es uno de los patrocinadores de la carrera.
Muchas cosas todavía se organizan de boca en boca aquí.
El caballo llegó a Lesotho con los colonos europeos en el siglo XIX y el poni local Basuto es el resultado del mestizaje a lo largo del tiempo. Son de tamaño mediano y conocidos por su resistencia.
Los lugareños los utilizan para pastorear ovejas y cabras o para el transporte diario. A algunos pueblos solo se puede acceder a caballo.
“Es una necesidad absoluta en la vida cotidiana. Hay lugares a los que no se puede ir de otra manera”, dijo Motlatsi Manaka, un pastor de 45 años.
Antes de las carreras, los animales son cepillados, trenzados o recortados sus crines.
Han pasado meses, oa veces años, de entrenamiento.
Los premios ganadores pueden alcanzar los $130 dólares, aproximadamente la misma cantidad que el salario mensual promedio.
Los juegos de azar están plagados de paquetes de dinero en efectivo que se pasan entre los espectadores sentados en grandes piedras.
– ‘Mi caballo ganará’ –
La mayoría de los propietarios de caballos son pastores que se ganan la vida vendiendo lana. La temporada anual de esquila acaba de comenzar y los pastores reciben alrededor de $3 por kilogramo de fibra.
Los jinetes tienen un poco más de tiempo para montar y la mayoría de ellos tienen menos de 20 años.
La carrera se divide en varios eventos, en función de la edad de los caballos que participan.
“Mi caballo saldrá victorioso, ningún adversario puede resistirlo”, cantan algunos jinetes, antes de lanzar sus caballos a una velocidad vertiginosa en el recorrido curvo.
El camino de tierra, de aproximadamente un kilómetro de largo, está envuelto en la niebla de las cercanas cataratas de Maletsunyane, unas de las más grandes de África.
Su línea de meta está marcada por un montón de piedras.
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